Tras coger el coche llegamos a la ciudad, estaba llena de gente como siempre. Ahora era una ciudad bastante conocida y cada vez era más grande y lo mejor de todo, tenía más tiendas.
Bajé de un salto del asiento y sonreí observando toda la calle que se estendía ante nosotras, a los dos lados, llena de tiendas. Adoraba las tiendas, creo que ya debería preocuparme por mi obsesión compulsiva por las compras, la verdad esque ayudaban cuando peleaba con Jake o con mis padres.
-Port Angeles-
Susurré sonriéndoles a ambas y girándome a verlas.
-¿Por dónde empezamos?-
Pregunté ilusionada con tanta gente y tantos lugares donde podría comprarme tantas cosas.